La puerta rusa de los zares ,
se abre en el libro de historia ,
en la mirada de ese anciano profesor
de una escuela enclavado
entre mar y montañas .
Se siente el caminar de un perro ,
que es el mudo testigo
de las pequeñas revoluciones ,
del canto de la tierra ,
y el sonido de los pájaros .
El viento trae hojas amarillas ,
en el ojo del errante viajero ,
con su silbido entre los matorrales ,
de los encuentros furtivos .
Es el aroma de una leve muerte ,
que se siente en el rostro
de ese anciano profesor .
Se abre las hojas de una nueva cosecha ,
en las huellas de las pisadas de los niños .
A lo lejos se escucha el relámpago de las balas ,
y el corazón de un soldado
destrozado en las trincheras .
Escucho el ondular de las piedras ,
en el silencio de la mirada
de ese anciano profesor .
Un día en la soledad de la noche ,
lance un cuchillo ardiente ,
sobre el libro de las revoluciones .
