Mi madre amaba el trigo en todas sus formas . Era un símbolo de prosperidad y de buena fortuna . Solía comprar espigas de trigos en la navidad y decorar la mesa con esos detalles tan sureños , tal vez fue la conexión con los campos frondosos de tiempos mejores . Era algo que jamás olvide , los años corrieron raudos y el espíritu de mi madre marca presencia en cada celebración . No es fácil encontrar espigas de trigos en el extremo norte de Chile , pero cuando diciembre es común ver a un anciano que vende tarjetas de navidad y espigas de trigos con lazos azules . Siempre se la compro casi todo y decoro la mesa con los trigos . Mi madre decía : El trigo es esperanza , por su color amarillo y su contacto con el sol . Representa esas monedas de oro que están al final de un arco iris . Ella amo los cantos de tiempos mejores , pero la señora de la higuera lo vino a buscar antes . Hace años leí , la biografía de la diseñadora de moda Coco Chanel , y ella misma le encargo al gran pintor surrealista Salvador Dalí , que pintada un cuadro con trigo , que aun se conserva en su mítico departamento en París . Dalí acepto gustoso la propuesta , y Chanel veía los trigos como esos campos que vio en su niñez , cuando vivía en un lúgubre orfanato . Le recordaba sus sueños y su espíritu de superación , de hacer realidad sus sueños de llegar a la cima , y así fue . Amo el trigo porque es bello como la esencia del fogón y el mate en el sur de mi país , me evoca las cortinas de lluvia que he visto poco en mi vida , pero también tiene el amarillo desértico , de la fortaleza y de los cantos de los arenales . Adoro el trigo como las caricias de un tierno amante , siempre esta presente y espero con ansias diciembre para comprar esas espigas de trigos con lazos azules , en el recuerdo de la esencia de mi madre .
