miércoles, 26 de diciembre de 2007

CHOCOLATE

Existen pueblos perdidos en las coordenadas de un mapa escondido en el fondo de un baùl , donde sus habitantes pasean en bicicletas , almuerzan en el campo , conversan en los bares , preparan su propio pan , van a comprar sus vìveres en el emporio del pueblo , beben buen vino recièn cosechado , bailan con la llegada de la primavera y suelen reir muchìsimo . Todo con la esencia de una bellìsima postal de 1900.
Un espìritu de real libertad , donde no existe el martirio de la vida cotidiana de las grandes urbes como Santiago o Nueva York . Esos pueblos donde perfectamente existe una chocolaterìa artesanal . Cada trozo de chocolate es moldeado y pulido como una pieza de orfebrerìa .
Aquel dulce que nos acompaña duranten nuestra vida . Desde que somos niños hasta la vejez. Ese dulce derivado del àrbol del cacao . Muchas formas tiene el chocolate , desde los huevitos de la pascua de resurreciòn , como sìmbolo de una vida renovada en un sentido mìstico y religioso . Hasta los elegantes bombones que regalamos cuando setimos vibraciones diferentes en nuestra mèdula , como obsequio en los momentos relevantes de nuestras vidas .
Aquel arte de preparar chocolate que aùn se mantiene en este siglo . A pesar de la dudosa calidad de ciertos chocolates que se venden en los supermercados , cerca de las cajas registradoras . La talentosa actriz Juliette Binoche llegò a tomar cursos de reposterìa con el maestro Walter Bienz para aprender a prepararlo y elaborar distintas especialidades . Para asumir el rol de Vienne , que logra adentrarse en los misterios placenteros de elaborar chocolate .
Vienne es la chocolatera del pueblo , que con una gran fuerza de voluntad logra sacar adelante su tienda de chocolate . Retando la autoridad del alcalde y la estrechez de mente de los habitantes del pueblo . El chocolate representa un sìmbolo liberador de placer y de buen gusto.


MARIETTA MORALES RODRIGUEZ