jueves, 21 de octubre de 2010

UN CAFÉ EN SAN PEDRO DE ATACAMA DE MARIETTA MORALES RODRÍGUEZ



Estamos solitarios como un par de poetas ,
en el café de San Pedro de Atacama .
Es el silencio del valle con el fuego del atardecer .
Todo tiene sentido
como esa brújula que se paraliza
en el recorrer del poblado ,
de los sueños metafísicos .
Cada momento es el sonido de los relojes
de tiempos remotos ,
en el camino de San Pedro ,
en el silencio del poblado .
Esas lágrimas de sales en el rostro esculpido de la tristeza .
Aquel puerto portentoso
del camino a San Pedro ,
era el estruendo de su mirada ,
sobre los ecos del silencio ,
en la iglesia blanquisima .
Son las casas de fuego ,
en la tristeza se poso
en el rostro de aquel Santo ,
y una corona de espina
brotó de sus pies ,
como el recorrido de los pequeños volcanes ,
con el dolor de la soledad eterna .