jueves, 20 de septiembre de 2007

ADELANTO DEL POEMARIO EL RUDO ALACRAN DE DOBLE ALIENTO DE MARIETTA MORALES RODRIGUEZ

EN EL MOMENTO DE MI MUERTE


Un hombre se quema a lo bonzo
en la plaza de la Constituciòn ,
mientras los niños juegan
en el patio trasero .
Es el momento de mi muerte
mucho despuès de la matanza
a comienzo de la primavera .
Siento los cantos de la India ,
el aroma de los inciensos
en una tienda de ilusiones .
Veo banderas en el cementerio
y escucho un discurso
por el zar de las serpientes.
Un toro furioso revienta
en la lìnea del tren
como sentir un nuevo equinoccio .
Las religiones agonizan
como la llama de una vela
sobre mi escritorio .
Vuelve el camino de los soldados
tras el Cristo eternamente torturado .
Todo esto en el momento de mi muerte .



CARAVANA DE LA MUERTE


Deambulo por las calles
como el ave muerta que cae
sobre las luces de neòn
de una vieja casona .
Emulando
a la hija desquiciada
que lanza bocanadas de angustia .
Observando
a los perros famèlicos
que comen
la sobra mezquina
de un banquete sibarita.
Mientras los semàforos
cambian
conmo pinceladas fatuas
en las esquinas ,
como polos achatados
que se unen a travès del puente
de la flauta del malabarista .
Un torrente
cae sobre la noche
como rinoceronte alado
sobre las avenidas resbaladizas .



COMO SANGRE AL ASESINO

Y terminò el siglo veinte
entre abrazos y champaña .
Las olas del mar fueron espuma
en la barra del entusiasmo .
Vi màscaras venecianas
entre sombras esquivas
brincar como la bruja de los cuentos .
En el globo terràqueo
las coordenadas vibraban
y eran balas
para la sangre del asesino .
De todos modos los faroles
alumbraban la fiesta sin fin .
Ahora me quedo pensando
en el espìritu de Versacce
que renacerà en las pasarelas
de alguna aprendiz de princesa .
En el baile seguirà como la sombra
de un ejèrcito de arpìas .
No me develo . La fiesta continùa
en el perfecto set cinematogràfico .
Las luces me hacen sentir
como una pequeña diva traviesa .
-Hay veneno en las sonrisas -
Lo dijo el espectro teatral -
Pero què importa .
El seguirà siendo la emulaciòn eròtica
de mi espìritu onìrico .
Aùn falta mucho
para que los relojes surrealistas
se derritan junto a la ùltima bala
del asesino perpetuo .



MUJER DESNUDA FUMANDO EN LA VENTANA


En el atardecer
sobre el vèrtigo de la ciudad
en el caminar de los gatos filosòficos
una mujer desnuda fumando en la ventana .
Ve como los autos corren de un lugar a otro
Absorbe el humo de los cigarros
evocando al anciano japonès
en la barca de un rìo ,
de un pueblo que se construyò
con los huesos de la tierra .
Las campanas repican fuerte
por aquellos fusilamientos
en los ladrillos rojos de la càrcel ,
que rompieron nuestro mundo en dos mitades ,
con el cuchillo de esos papeles
que añican los vidrios de antiquìsimos colegios .
Manzanas hacen girar
la pileta de la plaza principal ,
por aquel sacerdote
que logrò unir la leche
con el caminar de los ratones .
Cerca de la celda del monje
los àtomos explotaron ,
en el cuerpo de esa mujer desnuda
fumando en la ventana .




GEORG TRAKL -HOMENAJE DESDE CHILE


Camino hacia cuartos oscuros .
Los remolinos bailan en el desierto ,
tras los cerros erguidos de la ciudad fatua .
Son las luces de los campamentos .
Las calles , ejèrcitos de hormigas
sacuden con ìmpetu ,
la tormenta de los vientos del sur .
Evocando los bosques de Sebastiàn ,
el rìo llora los permanente silencios
por el amor ausente ,
que dibujan las cartas
de un brujo sobre la mesa .
Las hojas con el aroma del otoño
caen sobre la gasas horinzontales .
Una manzana se refleja en el espejo ,
mirando a las casas blancas ,
desde el fondo un rostro curtido
por la furia del mar .
La cortina rojiza
mira hacia el bosque perdido
desde lo alto de un mirador de luces .



EL NOMBRE QUE NUNCA APARECIO


Nunca apareciò su nombre
en la lista de los tribunales ,
en el memorial del cementerio ,
en las fotografìas de las blusas blancas ,
en el baile de la cueca solitaria .
Todo fue màs que el silencio
de la tiza de la pizarra ,
por esa ecuaciòn de segundo grado
que jamàs fue resuelta .
Sombras siniestras cubrieron
las hojas de la higuera
en el patio del colegio .
Murmullos se acallaron en el bar del pueblo .
Bicicletas se oxidaron con la lluvia .
Una madre lee un cuento de hadas
a orillas de la tumba
de los siete años de las vacas flacas .
Otras madres tejen la mantilla eterna
por las sirenas que tapizaron la làpida ,
por esa sangre que provocò el incendio
desde los pasillos de los tribunales de justicia .



PRIMERA ESTACION


En el mercado abierto
de los sueños ,
los niños ,
asprian el humo de las locomotoras
para alcanzar el cielo .
El banderillero
de la partida
en el viejae sin retorno
y los vidrios se opacan
con las manos de las despedidas .
El silbato es la marcha
de los ejèrcitos de pañuelo ,
que despiden el siglo
en la vìa de los que ya se fueron .
Sobre la lìnea del desierto
las cruces
son el dibujo de los huesos
de antiguas caravanas.
En cada estaciòn
el suspiro
de fotografìas en movimiento .




ESPERA LARICA


Tranquilo como el aire
vino desde su pueblo de la lluvia .
Lo oigo, lo siejto , lo palpo , lo sueño .
Càlida con una caricia de niña traviesa .
El mar y el desierto
lo estremecen como una cuna medieval .
Lo palpo como un torrente de sangre .
Hace mucho frìo .
Es èl poeta . el poet viene cansado ,
es su fragancia a un viejo molino .
Es mi padre añorando un camino de bueyes ,
un fuego de pastizales .
Es el silencio , El frìo de la noche
se desliza por los àrboles
y una lluvia de granizo lo agita .
Mi madre muerta abre el jardìn
oculto de rosas ,
ese farol que alumbra mi escritorio .
Lo beso y tiro sus barbas . El poeta llega .
Poeta tacitruno , este es tu feudo
repleto de libros y papeles .
Te espero, yo soy la ira de tus huesos .

MARIETTA MORALES RODRIGUEZ