sábado, 15 de marzo de 2008

CONFESIONES DE UNA POETA

Es la conexiòn con Dios
a travès de la iglesia .
Esos rayos celestiales
en el susurrar de la voz del sacerdote .
Es ver que las piedras
salta de un lugar a otro
y todos los pecados danzan
en las oraciones de las buenas intenciones .
Es el fuego de los vitrales
emulando las noches de descontrol ,
en los bares estruendoso
de la ruleta de los siete pecado capitales ,
en el plato abierto de la codicia .
Es reinventarse en el silencio
en el camino de los girasoles
en el fulgor de los pastizales
en la humedad de los valles perdidos .
El destino es como un dado
de la buena fortuna .
Ni santa ni demonio.
El sacerdote escucha mis culpas
de alcanzar las ramas del poder .
Los iconos de la iglesia
estallan en mi mirada .
Naci para ser catedral , no capillita de pueblo perdido .
Emulando el caminar de un Cristo doliente .
El demonio esta a mi lado
en mi tablero de ajedrez de esas travesuras de la niña mala ,
en el derrotero de esos sueños
que comienza en los fuegos de la catedral .
Va uniendo cada hilo
en el telar de mis pecados originales .
Siento que los angeles me acompañan
en el momento del sonido de las monedas
el uno por ciento de mis culpas estan cancelada .
El llanto de un niño
estallo en las calles de Santiago , La Serena , Buenos Aires .
Una oraciòn y otra oraciòn
va aliviando este corazòn en las manos de una adivina
una y otra vez .
La misa ha finalizado y continuo
en las andanzas de la niña mala de la cruz del norte .



MARIETTA MORALES RODRÌGUEZ