La ciudad arde
en una hoguera de vanidades
por las astillas del poder.
Son las ramas de un àrbol frondoso
donde el horizonte tiembla
en los bares de Williamsburg .
Es la edad de la inocencia
de un naranjo navegando
en el jardìn secreto
de los sueños triturados
por el orgullo bèlico
de la cascabel de la soledad .
La muerte clava sus uñas de arpìas ,
sobre la pista de baile .
La reina del Oriente
hace rodar las pulseras
en las manos de Pierrot .
Es el juego de la ruleta
por las màscaras
de los tìteres fatuos
como el albastro agònico
que cae sobre el rìo .
MARIETTA MORALES RODRIGUEZ